EL CONCEPTO DE UN CAMBIO DRÁSTICO Y «UN DÍA DESPUÉS» SE DESVANECE AL ENFRENTAR LA REALIDAD POLÍTICA

En medio del escenario político argentino, marcado por un complicado contexto económico y la incertidumbre de un próximo balotaje programado para el próximo domingo, surge el pensamiento mágico de que todo cambiará de la noche a la mañana.

  La percepción general se centra en la creencia de que tras cada elección, se producirá una transformación radical en la dinámica económica y social conocida como el efecto «del día después», lo que influye en el funcionamiento de las compañías y el ánimo de los colaboradores.   No obstante, es esencial comprender que, si bien ciertos aspectos del mercado pueden fluctuar, en el ámbito laboral y social, los cambios significativos suelen ser más graduales.   Recientemente un estudio realizado por el portal de empleo Bumeran a especialistas en RRHH y trabajadores fijos, arrojó que el 68 por ciento considera como negativo el impacto que tendrán los comicios sobre el universo del empleo, mientras que, desde la perspectiva emocional, la percepción de los reclutadores sobre el estado de ánimo de los empleados reveló que un 73 por ciento se encuentra preocupado y 48 por ciento angustiado.   Estas cifras, demuestran sin duda que, históricamente, las elecciones han dejado una huella profunda en el tejido del mundo laboral, suscitando incertidumbre y pesimismo en el funcionamiento de las empresas.   En estos momentos de incertidumbre, es imperativo no ceder ante el vértigo y el pesimismo imperantes.   Hoy, el mercado laboral se encuentra en un estado de cambio reactivo, adaptándose a las circunstancias existentes.   Sin embargo, es importante destacar que las reglas actuales siguen siendo las mismas para todos los actores, es decir, los cambios significativos en las reglas de juego aún no son una realidad.   Lo que presenciamos actualmente es una consecuencia de eventos pasados, lo que ralentiza el ritmo, pero no anticipa un «día después».   La incertidumbre persiste y nos obliga a considerar el escenario a largo plazo.   En este sentido, el nuevo gobierno requerirá un sólido consenso para implementar cambios significativos.   Por lo tanto, el concepto de un cambio drástico y un «día después» se desvanece al enfrentar la realidad política.   Cualquier modificación será precedida por un período de negociaciones extensas, donde, en última instancia, los efectos sobre los trabajadores serán limitados y no alterarán radicalmente el entorno laboral y social.   Por su parte, el impacto emocional de estos eventos electorales demanda una gestión efectiva tanto de los líderes como de los trabajadores.   Es crucial reconocer que el cambio no se manifiesta de un día para otro. Ni hundimientos ni recuperaciones instantáneas son realistas.   La adaptación a la nueva realidad será un proceso gradual y, por lo tanto, requiere una gestión emocional adecuada.   Después de diciembre, se avecina un proceso continuo de cambios y aunque la política puede influir en el ánimo del mercado, es esencial superar esa influencia para avanzar y adaptarse a las circunstancias cambiantes.   Es un momento para reflexionar sobre nuestros propios valores y metas, tanto personales como profesionales, y tomar decisiones en medio de la incertidumbre.   La clave reside en determinar dónde deseamos estar cuando la tormenta finalmente pase.   En momentos de incertidumbre, aferrarse a la certeza es esencial, al igual que mantener una visión optimista y convicciones sólidas sobre nuestro futuro y el del país.   Mientras la incertidumbre política y económica envuelve el escenario argentino, es vital recordar que los cambios, ya sean en el ámbito laboral o social, rara vez son inmediatos.   Los resultados de las elecciones, si bien pueden generar preocupación y ansiedad, no deben conducir al pesimismo desmedido.   El desafío radica en mantener una perspectiva optimista y convicciones sólidas mientras navegamos por el continuo proceso de cambios que se avecina.   La certeza se encuentra en la adaptabilidad y la capacidad de trazar un rumbo claro incluso en medio de la tormenta política, mirando hacia un futuro donde nuestras decisiones y acciones se conviertan en los cimientos de un país resiliente.

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