Luego de una larga sesión en la Legislatura porteña, el oficialismo logró aprobar hoy, nuevamente con el voto único de su bloque, los nuevos Códigos Urbanístico y de Edificación para la Ciudad de Buenos Aires.
Las dos leyes establecen una serie de normas y limitaciones para las alturas en las construcciones de la Capital Federal y detalla las obligaciones con las que deben cumplir las viviendas en el distrito.
Ambos proyectos fueron sancionados gracias al apoyo de Vamos Juntos, ya que el resto de los espacios votaron en contra de las iniciativas, al igual que ocurrió la semana pasada con la creación de la denominada UniCABA.
Durante una acalorada jornada de debate, que comenzó cerca de las 12:00 y se extendió por varias horas, la oposición sostuvo que el tratamiento de estos códigos debería «representar consensos profundos en lugar de una mayoría circunstancial y forzada».
Puntualmente, la norma plantea modificar el Código de Planeamiento Urbano de la Ciudad, que data de 1977, cambiando los límites de altura para los edificios dependiendo del lugar en el que esté.
De esta manera, en la Capital Federal habrá seis categorías que van de los 12 pisos (38 metros), que se permitirá en las avenidas más importantes, hasta las dos plantas (9 metros), para los barrios residenciales.
El oficialismo asegura que esta medida va a fomentar el desarrollo de algunas áreas porteñas y va a evitar que en una misma cuadra haya casas de sólo uno o dos niveles junto a altas torres.
Así, se eliminan las 27 zonas que regían hasta el momento y que se basaban en el Factor de Ocupación Total (FOT) y el Factor de Ocupación Suelo (FOS).
En las avenidas más chicas el máximo permitido será de 31 metros, mientras que en los barrios residenciales la altura varía entre los 22 y los 9 metros.
El proyecto plantea un sistema de datos abiertos para que tanto los vecinos como los desarrolladores puedan consultar cuál es el máximo de pisos permitido para cada lugar.
También creó un régimen de Plusvalía: cuando una construcción que se ubique en una esquina sea más baja que los edificios que la rodean, el propietario podrá sumar niveles a la vivienda o pagar un impuesto por los metros que no está usando, dinero que será destinado a obras públicas.
La iniciativa fue aprobada con los 34 votos de Vamos Juntos, que no logró conseguir el apoyo del resto de los bloques en el recinto.
«Cuando fracasan las políticas para armonizar la tensión entre el progreso y la conservación del patrimonio y las identidades barriales hay que privilegiar el interés de los vecinos por encima de todo. Y nosotros no vemos que sea la lógica que se haya privilegiado en este debate», consideró Juan Francisco Nosiglia, referente de la bancada de Evolución.
En tanto, el nuevo Código de Edificación reemplazará al que está vigente desde 1943 y plantea, entre otras cosas, que ya no será obligatorio que las construcciones, ya sea para viviendas o para locales, cuenten con bidet: esto será optativo.
Además, los mingitorios podrán ser reemplazados por inodoros en los comercios e instituciones, permitiendo así el avance de los baños unisex.
Las casas y departamentos podrán tener ducha simple y no son necesarias las bañeras, que complican a las personas con movilidad reducida, al tiempo que se podrá eliminar la vivienda para el encargado del edificio, reduciendo los costos de expensas.
Finalmente, las instituciones educativas de primer nivel deberán tener un lactario, mientras que los cambiadores de bebés deberán estar también en los baños de hombre en todos los comercios de concurrencia masiva o de más de 2 mil metros cuadrados de superficie.