Escondían armas bajo el altar del Gauchito Gil

Tras un supuesto ajuste de cuentas en Monte Grande, en el sur del conurbano, la policía bonaerense allanó una vivienda y secuestró armas y municiones. La banda ofrecía a sus pistolas una protección extra, porque el arsenal del grupo criminal, liderado por una mujer, estaba oculto bajo un altar del Gauchito Gil.

Más de 200 municiones de diferentes calibres fueron encontradas al allanarse la propiedad de una sospechosa, identificada por fuentes policiales como Lilian Sosa, alias Lili la Fea. La mujer, además, cumplía una condena con prisión domiciliaria por venta de drogas, y los detectives sospechan que las armas eran alquiladas a delincuentes para cometer ilícitos.

Los informantes judiciales precisaron que la trama comenzó el 22 de enero pasado, cuando Sosa, de 39 años, publicó en su cuenta de Facebook: «El que me traiga a esta persona, alias Tato, o que me diga con certeza dónde está le pagó 10.000 pesos, yo Lili la Fea». Y adjuntó una foto de ella junto a un hombre, identificado por las fuentes como Eduardo «Tato» Arias, de 34 años.

Pocos días después, Arias caminaba por Los Tulipanes al 200, a pocas cuadras de la vivienda de Sosa, cuando de repente aparecieron al menos cuatro jóvenes y gatillaron sus armas. Los atacantes se escaparon, mientras que Arias quedó allí herido hasta ser trasladado al Hospital Municipal Santamarina.

La víctima, según detallaron las fuentes consultadas, recibió tres disparos. Afirman que Arias se salvó porque una de las balas solo rozó su cabeza.

Pocas horas más tarde, Arias despertó rodeado de detectives que esperaban su declaración para avanzar sobre los atacantes. El herido detalló el hecho y apuntó contra un menor de 16 años con el seudónimo de Terri como el responsable de los disparos que casi le quitan la vida. Además, les enseñó a los detectives bonaerenses la publicación que había hecho Sosa en la red social donde ofrecía una recompensa por su cabeza.

El fiscal a cargo de la pesquisa, Andrés Devoto, descubrió que el menor señalado era familiar de Sosa, por lo que envió a efectivos bonaerenses a allanar la casa, situada en Las Orquídeas al 2600, en Monte Grande.

Según las fuentes judiciales, al ingresar en el domicilio allanado los detectives se toparon con Sosa, que llevaba una pulsera electrónica. La mujer cumplía prisión domiciliaria por una condena en una causa de venta de drogas.

Al buscar elementos relevantes para la investigación del intento de homicidio, los detectives observaron un altar del Gauchito Gil. Los efectivos notaron algo extraño en ese lugar de ofrendas paganas y al revisarlo dieron con una puerta secreta donde Sosa escondía al menos 200 municiones y distintas clases de armas, algunas con la numeración suprimida. A partir de ese hallazgo, los detectives avanzaron sobre la pista del posible alquiler de armas para grupos criminales.

Los efectivos apresaron a Sosa, a una joven de 22 años y al menor conocido como Terri.

En el hogar había otro menor, de 14 años, que también había sido mencionado por Arias como parte del grupo agresor. Al no contarse con elementos de prueba tan fuertes como en el caso del chico de 16 años, al adolescente de 14 se lo derivó al cuidado de un «mayor responsable».

El saldo del allanamiento terminó con el secuestro de alrededor de 200 municiones; dos pistolas Browning 9 mm (una con la numeración suprimida), una Bersa Thunder 9 mm (también con el número de serie borrado) y un revólver marca Obus.

En tanto, en la requisa también lograron dar con una cuchara de metal sin mango con restos de cocaína, 10 gramos de esa sustancia y cinco plantas de marihuana de un metro veinte de altura, de un peso superior a los dos kilos.

El fiscal Devoto, a cargo de la Unidad Funcional de Instrucción y Juicio (UFIJ) Nº 1 de Esteban Echeverría, citó a indagatoria a Sosa como autora intelectual del intento de homicidio y por la tenencia de armas, pero esta se negó a declarar. Continuará por el momento detenida en una comisaría de Luis Guillón, en el partido de Esteban Echeverría.

Según detallaron fuentes judiciales, la mujer conocida como Lili la Fea mantenía una vida digital activa en su cuenta de Facebook. Parte de la investigación para dar con esa mujer fue seguir sus publicaciones. Sosa mostraba su vida cotidiana rodeada de armas. Una de los fotos que los detectives bonaerenses encontraron en su perfil expuso a la sospechosa con varias pistolas, revólveres y municiones bajo el título: «Volvió con mami la morocha [en referencia a un arma de fuego] y voy por la otra. Estos son algunos regalitos».

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