La Guardia Civil de España efectuaba un megaoperativo para encontrar a dos hermanos, de cinco meses y tres años y medio respectivamente, que habían sido reportados como desaparecidos. A contrarreloj, más de 100 agentes se desplegaron por el municipio de Godella, en Valencia, con perros y helicópteros. Hasta que después de un insistente interrogatorio, la madre de los chicos confesó que estaban muertos y llevó a los policías hasta el lugar en donde los había enterrado.
El caso comenzó con la denuncia de una vecina de la familia, que sospechó que algo malo había pasado. La mujer había visto a la madre de los nenes, María Gombau, de 28 años, salir de su casa semidesnuda y manchada con sangre. Desconfiada por la situación que estaba viendo, llamó a las autoridades.
Al llegar a la casa ocupada por esta familia, los oficiales encontraron a la pareja de la joven y lo detuvieron de inmediato. De Guombau y los chicos no había ningún rastro. Después de varias horas de búsqueda, la encontraron no muy lejos de su casa, entre el límite de Godella y Rocafort.
El padre, tras ser arrestado, contó a los interrogadores que su pareja había intentado ahogar a los hijos el miércoles por la noche en mitad de una fuerte discusión. Acorralada por la evidencia, la joven admitió que los nenes estaban muertos y los llevó hasta el lugar en donde los había enterrado. Los investigadores la detuvieron al considerarla autora del crimen. Y creen que su novio la habría encubierto.
Según las fuentes consultadas los padres sufrían problemas psiquiátricos. Durante el interrogatorio, repleto de contradicciones y sinsentidos, Gombau habló de la posibilidad de «resucitar» a sus hijos y hasta mencionó a los extraterrestres.