El femicidio de la policía Gisel Varela, baleada por su ex pareja en Mar del Plata, reavivó la problemática de las restricciones perimetrales que no se cumplen; “Los violentos no cumplen con la ley, y no les pasa nada”, dijo Julio Torrada
Sergio Alejandro Cejas cometió el martes pasado en la ciudad bonaerense de Mar del Plata lo que se denomina “una crónica de una muerte anunciada”. Fueron dos balazos que terminaron con la vida de su expareja Gisel Romina Varela, una policía que esperaba el colectivo para concurrir a su trabajo cuando fue atacada mortalmente. Resulta que fue la última agresión de muchas otras, que habían llevado a la víctima a solicitar una restricción perimetral para el sujeto, que aún así cometió el femicidio. No es un caso aislado, sino una situación que se repite hasta el infinito, porque 8 de cada 10 varones violentos no respetan estas medidas judiciales.
El abogado Julio Torrada, especialista en violencia de género y fundador de la organización no gubernamental “Vivas nos queremos”, explicó que “durante todo 2018 y en estos primeros días de 2019 los datos sobre restricciones perimetrales indican que 8 de cada 10 violentos no respetan las medidas que se toman desde los juzgados, entonces las víctimas quedan en absoluta vulnerabilidad”.
“Hay otro dato, que está ligado de forma íntima con el anterior. Porque 6 de cada 10 víctimas de femicidios habían realizado la denuncia y exigieron una medida de restricción, teniendo la certeza de que estaban en peligro. Sus muertes así lo confirman, como también que el Estadosigue ausente respecto a este flagelo, con herramientas ineficaces, que encima invierten la carga de la responsabilidad”, señaló el experto. El titular de “Vivas nos queremos” explicó que “las mujeres primero logran con mucho esfuerzo y valentía vencer el miedo para concurrir a las comisarías donde realizan las denuncias buscando ayuda, los juzgados resuelven medidas cautelares, por ejemplo de restricción de acercamiento para los violentos, a los sujetos les mandan una cédula en la que les informan que durante 30, 60 ó 90 días no se pueden acercar a menos de 200 metros, pero la realidad es que no es una medida coactiva, que se haga efectiva y resulte controlada por entidades gubernamentales”.
“Las mujeres tienen toda la responsabilidad. Son víctimas de diversas formas de violencia machista, y encima tienen que avisar si los agresores no respetan las medidas. Una locura. Pensemos, por ejemplo, en un piquete. Un juez ordena que se respete el derecho a circular libremente, y la policía ejecuta el desalojo. Aquí no pasa lo mismo. Los violentos no cumplen con la ley, y no les pasa nada”, dijo Torrada. Sobre el caso en Mar del Plata, representativo de tantos otros, el relato del encargado donde vivía la mujer policía es revelador. ‘Cejas violaba la perimetral todos los días. Ya lo conocían los propietarios y los inquilinos. Gisel me mandó whatsapp en la semana varias veces porque yo lo sacaba del edificio cuando se filtraba. Estaba obsesionado’, dijo el hombre. El femicidio ocurrió en la mañana del martes, cuando el sujeto la abordó y le disparó dos veces.
“Se debe parar esta realidad de mujeres asesinadas por varones violentos. Hay que cambiar el paradigma de un Estado que mira para otro lado. Desde ‘Vivas las queremos’ decimos que, entre muchas medidas que se podrían implementar, los agresores deben estar controlados por tobilleras, monitoreados sus pasos. Y apenas viole una restricción, sea detenido. Las perimetrales son parte de un sistema de protección arcaico, que no sirve. No bajan los femicidios con buenas intenciones, palabras lindas, campañas mediáticas y no activando herramientas realmente eficientes. Hay que diseñar un esquema que controle a los violentos”, dijo Torrada.